dimecres, 5 de juny del 2013

I hui, què hem contes?

Fidel the Schnauzer, de Victoria Maderna (http://pigswithcrayons.com/)


Ellos sacaban a pasear al perro
(Juan José Millas)

¿Por qué se compró un perro? Algunas veces pensaba que para tener alguna obligación cotidiana que hiciera más variada su rutina. Sólo el hecho de tener que sacarlo a la calle por la mañanas - antes de ir a trabajar-, y por las noches - antes de tumbarse frente al televisor - le pareció bueno. De esta manera paseaba él también, combatiendo así su tendencia a encerrarse en casa.
 
Durante los primeros timepos contempló, entre la indiferencia y el disgusto, los destrozos que el cachorro iba haciendo en el sofá, en las patas de la mesa, en el parqué. Intentó educarlo, pero no sabía cómo y le daba pereza compraruno de esos manuales de adiestramiento, pues calculó que el tiempo que tardaría en leerlo y en ponerlo en práctica lo podía dedicar a estudiar inglés, que le hacía más falta. De todos modos, no hizo ni una cosa ni otra. En cualquier caso, alcanzado cierto nivel de destrozo doméstico, el perro dejó de morder la spatas de las sillas y de destripar cojines, como si poseyera un sentido de la decoración que ha hubiera sido colmado.
 
Encontró placer en sacarlo a pasear porque eso le hizo entrar en contacto con otras personas que también paseaban perros. Advirtió así que había más gente como él, gente rara que vivía sola o mal acompañada y que gracias al perro encontraba un grupo al que pertencer. El tema de conversación era siempre el animal: lo que comía o dejaba de comer, el modo de mostrar su afecto, el lugar elegido para dormir, etcétera. Así, poco a poco, fue ingresando en una comunidad de intereses que le devolvió el gusto por el trato social. Es cierto que en un momento dado pensó que había cometido un error, pues si en lugar de comprarse un perro hubiera adquirido una colección de sellos, también habría entrado en contacto con un grupo de genete, sólo que en vez de hablar de animales, mantendría discusiones filatélicas. Los sellos, además, tenían la ventaja de revalorizarse y no comer.
 
Pero esas dudas se atenuaron cuando conoció a una mujer que también sacaba al perro a primera hora de la maána, como él. Era una mujer sola, madura, algo cansada, pero posía un atractivo misterioso que le sedujo casi de inmediato (...)
 
Tret del llibre: Parientes lejanos. Cuentos de animales. Ed. Páginas de Espuma
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