dimecres, 11 de febrer del 2015

Li donem veu a... Toti Martínez de Lezea


Esperanza "Toti" Martínez de Lezea (Vitoria, 1949) és una escriptora vasca coneguda pels lectors de novel·la històrica, gènere en el que es centra la seua producció literària des de que el 1998 publica la seua primera novel·la, després d'una llarga trajectòria laboral dedicada a la cultura, el periodisme, el teatre i la professió de traductora.


El Verdugo de Dios. Un inquisidor en el Camino de Santiago va ser publicat el 2004 i està ambientat a la França del segle XIII. El protagonista principal és l'inquisidor Robert Lepetit, condemnat pels seus crimens i la seua extrema crueldat. Però aconseguís escapar amb la idea d'arribar a Compostela per terres de Navarra seguint el Camí de Santiago. Durant el trajecte compartirà vivències amb variats personatges i donarà compte al lector de la societat de l'època.


"Vertus, 1239

El maestro de obras Geoffroi Bisol era un hombre ya maduro, de mirada penetrante, medio oculta bajo unas cejas espesas; abundante cabellera gris cubierta por un bonete y una espesa barba que lo hacía parecer mayor de lo que era. Vestía ropas de corte sencillo, sin pieles, adornos o joyas cosidas a ellas, pero la buena calidad de los paños desmentía la primera impresión que lo hacía parecer un simple artesano con algo de fortuna, un bodeguero o el dueño de un taller de telas. Se había ganado su fama trabajando en varias fábricas entre las cuales destacaba la propia catedral de su ciudad natal, Troyes, y sabía que no le quedaría vida suficiente para realizar los encargos que esperaban sobre su mesa de trabajo. Se hallaba supervisando la reconstrucción de la catedrqal de Chalons, destruida por un incendio unos años antes, cuando recibió un mensaje instándole a regresar sin demora a Vertus.Temiendo que algo grave hubiera ocurrido en su casa, ordenó aparejar la mula y se puso de inmeidato en camino.

Ya había oscurecido cuando distinguió la antorcha encendida que iluminaba la entrada a la aldea cuya principal ocupación eran las viñas que la rodeaban y en la cual Madeleine y él habían construido su nido, lejos de la ciudad. Casi todos los vecinos trabajaban en las viñas y él mismo había adquirido una, de modestas dimensiones, en la que se evadía siempre que el trabajo se lo permitiía, es decir, casi nunca. Su única hija, Alix, había nacido allí, llenando el espacio vacío que quedaba en su vida. A una edad en la cual sus conocidos ya eran abuelos, él había sido padre de una hermosa criatura. Por ella había vuelto a nacer, por ella... y por Madeleine, una mujer del pueblo, buena y caritatitva, que había creado un hogar para él, el que le faltaba desde la muerte de su madre hacía ya diez años.(...)"

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